Es sabido que el tiempo pasa para todos, aunque algunos se conserven mejor en apariencia. Hacemos muchas cosas para que nos afecte lo menos posible y a veces hacemos de todo para que no se nos noten los años.
Sin embargo, cuando hablamos de la salud reproductiva de las mujeres, es casi imposible hacer algo para evitar el efecto del paso del tiempo. Las mujeres tienen al nacer la mayor cantidad de óvulos que van a tener en su vida, y esa cantidad va disminuyendo de manera natural. Además de disminuir el número, la calidad de los óvulos disminuye de manera significativa a partir de los 36 años.
Esta realidad biológica se contrapone muchas veces con la realidad social actual, donde la mujer tiene un rol activo en el mercado laboral y los mejores años (biológicamente hablando) para tener un hijo, pueden coincidir con el momento de mayor crecimiento profesional. Motivo por el cual cada vez más mujeres retrasan el momento en que comienzan a buscar un embarazo.
Por suerte hay un recurso para quienes tienen claro que quieren ser madres en el futuro: congelar óvulos.
¿Cómo es este procedimiento?
Primero se estudia a la mujer que desea congelar sus óvulos: cómo están sus hormonas (dosaje de FSH, LH, Estradiol, Prolactina, TSH y Antimulleriana) y cuál es su reserva ovárica (mediante ecografía transvaginal) para saber cuántos óvulos podrían llegar a obtenerse. Luego se realiza una estimulación por medio de hormonas durante 12 días aproximadamente, con el objeto de hacer crecer y madurar a la vez varios óvulos (lo que naturalmente ocurre mes a mes de a 1 óvulo).
Por medio de ecografías, se va siguiendo el desarrollo de los folículos que contienen a los óvulos y se programa la punción folicular, un procedimiento que se realiza en quirófano, bajo una sedación suave. En el laboratorio se obtienen los óvulos y aquellos que sean maduros, se pueden vitrificar (se mantienen congelados en nitrógeno líquido).
Los óvulos pueden permanecer vitrificados por años, de manera que el día que la mujer decida que es el momento de ser madre, se descongelan y se realiza un tratamiento de fecundación in vitro para obtener embriones que se van a ir transfiriendo de a uno hasta lograr el embarazo.
Hoy en día, gracias a la técnica de vitrificación, es posible congelar óvulos con una eficiencia alta, lo que resultaba impensable hasta hace unos años cuando se utilizaban otros métodos. Así, las mujeres cuentan hoy con un as bajo la manga para “frenar” el paso del tiempo en los óvulos, manteniendo la calidad de cuando estos fueron vitrificados y poder planificar así, cuando ser madres.