Ante el deseo y la búsqueda de concebir un hijo, el primer paso es ponernos en contacto con un médico o Centro de Reproducción Asistida que va a ser quien o quienes lleven adelante nuestro tratamiento. Muchas personas y/o parejas han tenido éxito y logrado tener un bebé a la brevedad pero, en la mayoría de los casos se necesitan varios ciclos de tratamientos de fecundación in vitro; situación que tal vez dificulte sostener los mismos en el tiempo ya que suelen resultar física y psíquicamente extenuantes, apareciendo sentimientos de desesperanza, estrés, ansiedad y ganas de abandonar.
Nos encontramos frente a una situación compleja; tal vez es nuestra primera consulta y nos sentimos confundidos/as…nos preguntamos ¿por qué?…¿Cómo que tenemos que hacer un tratamiento para tener un hijo/a?…Y hasta cuándo?…y la infaltable pregunta: ¿Y si nunca lo logro?… ¿mi sueño de familia?… ¡Necesitamos una respuesta!.
La realidad es que nadie elige ser infértil y tampoco toma conciencia de esto hasta que intenta lograr un embarazo.
Por este motivo, decimos que al hablar de (In) Fertilidad contamos con factores físicos y emocionales. Ambos están presentes al momento de lograr un embarazo manifestándose de diferentes maneras a lo largo del tratamiento; ya sea cuando nos informan algún diagnóstico, recepción de análisis o estudio, en el período de espera del test de embarazo, resultado del mismo… Cuando no hay diagnóstico: Esterilidad sin causa aparente (Esca) y seguimos esperando, haciendo interconsultas, buscando aquella respuesta que nos “de” la calma o “excusa” que necesitamos.
El no saber hasta cuándo… “Una espera que desespera”… y, la famosa incertidumbre; tener que aprender a convivir con esta situación que de repente llega y se instala en nuestra vida, en nuestra pareja (si hay) y dará lugar al surgimiento de otras emociones.
Si avanzamos más sobre este aspecto denominamos impacto emocional al cual nos enfrentamos. Nuestras preocupaciones van a variar, a veces nos sentiremos mejor, otras peor…transitaremos una “montaña rusa” de emociones y sentimientos; entre ellos podemos mencionar: ansiedad, angustia, falta de confianza, baja autoestima, aislamiento, irritabilidad, ambivalencia, problemas de pareja y frustración. Esta última es uno de los sentimientos más difíciles de sobrellevar sobre todo frente a la indicación de recepción de gametas donadas (donación de óvulos o espermatozoides). Como que aquí se abriera otro capítulo de nuestra historia; otros malestares, otros miedos y temores…mucho por elaborar y procesar.
¿Afectan las emociones en los Tratamientos de Fertilidad?
Los factores emocionales si bien no son determinantes, influyen al momento de buscar un embarazo. De todos modos, cabe destacar que cada persona, pareja y situación es particular y singular. No existen dos casos iguales.
¿Cómo?
Demorando el proceso de búsqueda y concepción dado que aparecen diferentes sentimientos, emociones difíciles de controlar en tanto que no sabemos cuánto tiempo nos llevará lograr un embarazo.
¿Qué podemos hacer para aliviar nuestro camino en la búsqueda del embarazo y sentirnos mejor?
- Identificar aquellos factores emocionales que percibimos nos afectan en los procesos de reproducción asistida para abordarlos y facilitar el camino de la búsqueda de nuestro/a hijo/a cuidando nuestra salud psicofísica.
- Facilitar la expresión de las emociones a través de la palabra o alguna actividad placentera.
- Ser positivo y planificar lo que vendrá.
- Aprender a manejar la “culpabilidad”. Nadie es culpable.
- Intentar abrirse a la pareja, entorno más cercano; compartir sentimientos y creencias si así lo deseamos.
- Verbalizar miedos y frustraciones puede aliviar el estrés. Buscar una red de contención.
- Comprender que no podemos tener todo bajo control y depositar nuestra confianza en los/las profesionales intervinientes.
- Buscar ayuda profesional: Si vemos que solos/as no podemos, existen profesionales psicólogos/as especializados que nos brindarán apoyo emocional y contención; conseguir una mejor calidad de vida y salud mental para afrontar con más recursos la situación y no abandonar los tratamientos. Sentir que no estamos solos/as tranquiliza y da la fuerza necesaria para continuar en nuestro maravilloso camino hacia el encuentro con nuestro/a hijo/a.