Hasta hace poco tiempo, luego de una FIV los embriólogos evaluaban de rutina la calidad embrionaria en el día 3, para predecir la llegada a blastocisto y las posibilidades de lograr un embarazo. La calidad embrionaria se determina observando la morfología de esos embriones al microscopio. Según distintos parámetros como cantidad de células y porcentaje de fragmentación se les asigna un puntaje de calidad.
Durante el día 3 de desarrollo ocurre usualmente la activación del genoma embrionario y en el día 5, cuando el embrión llega a estado de blastocisto, se produce la implantación. No todos los embriones formados en un tratamiento de FIV llegan a blastocisto, solamente lo alcanzan los que tienen más posibilidades de implantación. Es por esto que actualmente la recomendación es transferir un embrión único en estadio de blastocisto.
En un estudio realizado en nuestra clínica, analizamos los resultados de 193 transferencias embrionarias y observamos que no existe diferencia significativa en las posibilidades de embarazo al transferir un blastocisto que provenía de una día 3 de buena o mala calidad.
Estos resultados coinciden con datos publicados en la literatura y refuerzan la idea de que no existen diferencias estadísticamente significativas en las tasas de embarazo clínico asociadas a transferencias de blastocistos de buena calidad independientemente de la morfología de esos embriones en día 3.
Por lo tanto, al no existir evidencia que demuestren que la calidad de los embriones en día 3 tenga influencia en la clasificación en estadio de blastocisto y su potencial de implantación, se decidió no valorar más la calidad embrionaria en el día 3 y valorarla solamente en el día 5.